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LA COSMOVISION DEL AGUA: DIGNIDAD DE LA CULTURA AIMARA
Luperio David Onofre Mamani
INTRODUCCION
El propósito de la presente ponencia es presentar de manera descriptiva y explicativa la acerca de la vida, dignidad y lucha por el agua en la cultura aimara.
El procedimiento metodológico, ha consistido en la observación participante y la entrevista, y gracias a éstas técnicas se ha obtenido información de las personas adultas relacionadas a la cosmovisión del agua. Posteriormente, se realizó la interpretación y redacción final.
El contenido de la presente está organizado en la primera parte la metodología, en la segunda parte se presenta los resultados, luego las conclusiones, la bibliografía y finalmente algunas fotografías del área de investigación.
METODOLOGÍA
La metodología aplicada durante la recolección de datos, fue el trabajo de campo, también conocido como el método etnográfico, pues, ésta se caracterizó por describir la cultura del agua desde la perspectiva emic, es decir, se registró información desde el interior de las comunidades, sobre la cosmovisión, costumbre, valores, creencias y percepciones de los estudiados.
Las técnicas aplicadas fueron la observación participante, y la entrevista en profundidad, la primera técnica consistió en la observación directa sobre el modo de vivencia de los comuneros y las comunidades con respecto al agua; en cambio la entrevista en profundidad fueron hechas a los pobladores de mayor edad, autoridades y dirigentes de las comunidades campesinas del distrito de Santa Lucia, Kelluyo, Huacullani, Zepita, Santa Rosa – Mazo Cruz y Laraqueri.
RESULTADOS
1.- La cosmovisión del agua (uma)
Los aimaras consideran que el Dios Wilaquta (de wila: sangre y quta: lago) o Wiraqucha (de wayra: viento y qucha: lago) está relacionado con el agua. En razón de que uno de los vocablos (quta y qucha) está referido al idioma aimara y está aludido al agua (uma). Por eso estas poblaciones conciben que descienden del agua. Es más en la visión de los aimaras el agua relaciona e integra la totalidad de los elementos del cosmos, es decir, conecta el mundo del macrocosmos y microcosmos. En las palabras de los aimaras el agua de los ríos, lagos, y lagunas en un determinado momento suben a través del vapor al mundo celeste y luego retornan en forma de lluvia para fecundar la madre tierra o Pachamama.
“Cuentan que el dios Wiracocha hacía que formaran los arroyos con los deshielos de los apus que descendían, desangrándose en ríos de vida que fertilizaban la Pachamama” (Ministerio de vivienda, 2007, p.52).
Tanto es el respeto por parte de los aimaras que el agua se ha divinizado, y está representada por la Mama Qota o Quchamama (diosa del agua). También es reconocido como Ispalla (en la cultura aymara es el espíritu que vela por las parcelas, su producción y sus frutos, es una deidad considerada un hijo de la Pachamama o Madre Tierra). Pues, estas creencias han conllevado a constituir la espiritualidad hacia el agua, lagos y lagunas, convirtiéndose así en santuarios naturales, inclusive muchos manantiales (uma jalsu) son convertidos en lugares sagrados, a los que se lleva ofrendas especiales consistente en bebida (vino o anisado) para evitar la sequía.
El agua por ejemplo se incluye en los rituales de ofrenda a la madre tierra (Pachamama), igualmente el agua es importante para preparar bebidas sagradas (ch´uwa), el agua se usa para despachar a los vivos al más allá, el agua para bendecir o “ch’allt’aña”, etc. es decir, el agua se utiliza para diferentes ceremonias y rituales practicados por los aimaras.
El agua está relacionado con el “jamp’atu o k’ayra” y simboliza la lluvia, asimismo el zorro simboliza la lluvia.
2.- La cultura del agua entre aimaras.
En primera instancia, el agua está íntimamente relacionado al modo de vivir de los aimaras. El agua para los indígenas aimaras significa su existencia misma. Pero, esa condición depende de la calidad de gestión de agua o la crianza del agua. El aimara desde que nace y con el primer elemento que toma contacto es con el agua. Efectivamente los padres para el recién nacido prepara una infusión con la finalidad de fortalecer y darle vitalidad a los órganos del cuerpo. Es también considerado como purificadora y generadora de sabiduría. Gracias al agua se nace en otra forma de vida, gracias al primer contacto con el agua se vivifica el cuerpo humano.
Desde niño el aimara aprende a criar y respetar el agua, aprende a no desperdiciar el agua, más adelante al agua significará para el aimara alegría y tristeza.
Los aimaras son conscientes de que el agua tiene beneficios alimenticios, terapéuticos y medicinales. Tal es así que el agua helada (hielo) es sumamente importante para las enfermedades cardiacas o del corazón.
La estructura social de la familia se extiende hasta el agua. Tal es así que según la percepción de los aimaras el agua es un hermano (jilata) con el que se puede reciprocar y conversar a manera de descanso (qamart´aña). Es más se tiene que cuidar y acompañar en su recorrido y no usufructuar con él como la hacen la inversión privada (empresas mineras y empresas embotelladoras).
Por otro lado, el agua está reconocido como un indicador bioecológico, por ejemplo, cuando está de color verde oscuro es sinónimo de lluvia y cuando es de color celeste significa helada.
También consideran que el agua es fuente de vida y muerte. Es decir, te acompaña en tu existencia o subsistencia, y cuando llega la muerte también te vas acompañado de agua, o el culminar la vida consumiendo agua es considerado una muerte sana.
Los lugares donde se establecieron las poblaciones aimaras están siempre cerca de un arroyo, riachuelo, cala o desembocadura, o algunas poblaciones muchas veces se instalan en lugares donde están los hábitat de las aves, ejemplo, el pueblo de Pisacoma (Pisaqa Uma) se asentó en un lugar donde la perdiz (pisaqa) tomaba agua.
Al igual que el anterior ejemplo, muchas comunidades indígenas se localizan cerca a los pozos, manantiales, ríos, lagos, o zonas húmedas. Es más, muchos lugares del contexto geográfico están relacionadas con el término agua (uma), por ejemplo, Uma jalsu (lugar donde sale el agua), Uma Collo (cerro con agua), Juntu Uma (lugar donde brota agua caliente), Umawi (abrevadero), Uma pacha (diciembre), Uma suyu (etnia ubicado al lado oriente), Uma laka (boca de agua), Chatu uma (¿?), Jallihuaya o Jallu Huaya (lugar lluvioso).
Incluso muchos restos arqueológicos de la cultura Incas se encontraron en lugar donde hay pozos, ríos o puquios. Entonces consideramos que desde épocas prehispánicas hubo una estrecha vinculación de los pueblos con el agua.
3.- La lucha por la dignidad del agua.
Los aimaras viven al amparo de sus usos y costumbres tradicionales relacionados al agua, además su identidad cultural está fuertemente enraizada en la cultura del agua. Tal es así que atentar contra el agua es atentar contra su dignidad, por eso la defienden hasta con luchas, huelgas, paros, como fue el caso del “Aymaraso” (2011).
En otras palabras el uso del agua está regulado por los derechos consuetudinarios practicados por estas poblaciones indígenas. Tal es así que las familias y comunidades aimaras tienen sólo derecho de usufructo, es decir, no venden ni compran principalmente. Así que las decisiones acerca de su gestión se toman, por tanto, de forma colectiva. La utilización del agua como bien colectivo es, en suma, un derecho de las comunidades aimaras.
Pero, resulta que en los últimos años, las empresas mineras, las industrias de hidrocarburos han irrumpido en las propiedades del área aimara promoviendo su política de explotar los recursos sin prever la contaminación del medio ambiente y principalmente el recurso agua.
Entonces, la actividad minera agregada a una sociedad principalmente agrícola y ganadera de subsistencia, ha tenido fuertes impacto sociocultural y medioambiental, que afecta negativamente en las poblaciones aimaras. Por ejemplo, en el aspecto social se ha generado una ruptura de las familias, prácticamente están desestructurando las relaciones familiares. Por otro lado, en el aspecto cultural la minería ha quebrantado las costumbres y creencias aimaras relacionados a la madre naturaleza (Pachamama) y a las cumbre tutelares (achachilas y awichas).
Precisamente por esa razón en la actualidad el pueblo Aimara ante ésta amenaza de la salud humana, animal y vegetal, ha decidido organizarse y luchar por los recursos existentes en ésta zona ecológica.
Las comunidades campesinas de los distritos de Maso Cruz, Pisacoma, Kelluyo, Desaguadero, Juli y Zepita, principalmente dependen de la ganadería y la agricultura, con un menor rango el comercio y la artesanía. Por esta zona discurre el rio Callacame y el río Huenque, prácticamente son transversales a estas poblaciones dotándoles de agua para la agricultura y ganadería de subsistencia.
A pesar de que “En el marco de las facultades delegadas por el Congreso de la República, el Gobierno aprobó hoy el Decreto Legislativo que crea el Programa Agua Más, a través del cual se desarrollarán iniciativas que permitan la reparación, mantenimiento y asegurar la operatividad de sistemas de agua potable y saneamiento en comunidades rurales”.
Se están desarrollando núcleos ejecutores en comunidades rurales en situación de pobreza y pobreza extrema, pero, más allá de solucionar el problema, simplemente han generado enfrentamientos entre los promotores de estos proyectos y las poblaciones originarias. Los primeros que consideran el agua como un servicio que tiene costo por lo tanto debe venderse y comprar; y los segundos señalando que el agua es un hermano con el que reciprocan.
CONCLUSIONES
En la cosmovisión aimara el agua es un ser sagrado, recordado con rituales y ceremonias especiales, y por intermedio de estos actos propiciatorios los aimaras tienen contacto con la pachamama y los achachilas para conseguir este líquido elemental para su agricultura y ganadería.
El agua en la cultura aimara es un bien colectivo humanizado que les ha acompañado en su existencia y subsistencia. Con ella conviven, es su alimento y medicina. También les sirve como un indicador bioecológico.
El aimara percibe y comprende que el agua no es un recurso material, sino un ser vivo, por lo tanto, ésta visión diferenciada conlleva a una confrontación con el Estado, convirtiéndose muchas veces en una lucha por el agua.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Llanque, D. (1990). La cultura aymara. Puno: Editorial IDEA.
Ballón, F. (2002). Introducción al derecho de los pueblos indígenas. Lima: Defensoría del Pueblo.
Palao, J. (2001). La religión del Titikaka. Puno – Perú: Editorial Yatiri.
Orientados a la realización de proyectos en las áreas de la cultura, la educación y el desarrollo de los pueblos indígenas del norte de Chile.